Gracias a su composición diversa y rica, la miel de flores se utiliza desde tiempos remotos en la medicina tradicional como el medicamento adicional. La medicina oficial reconoció su carácter terapéutico y comprobó que la miel tiene un uso beneficioso para los desarreglos gastrointestinales, pulmonares y nefríticos, pero sobre todo para las enfermedades coronarias y cardiovasculares. La miel de flores es eficaz para la gente que necesita recuperación y energía extra.

En su forma original o mezclada con bebidas calientes a una temperatura que no supere 50°C.

No se recomienda para los diabéticos, las personas alérgicas al polen ni para los niños hasta doce meses de edad.

A temperatura ambiental.